El interés el la cantidad que se gana o se paga por la utilización de productos financieros, ya sean préstamos o inversiones. Se expresa en porcentajes y atiende a periodos que se engloban, mayoritariamente, en años. Existen dos tipos principales: el interés simple y el interés compuesto. Aplicados a un capital, permiten conocer cuánto abonará o recibirá una persona tras haber cumplido el periodo en el que adquirió el producto. Pero ¿cuál es la diferencia entre interés simple y compuesto? En lo que sigue, te contamos los aspectos básicos de estos intereses, brindamos ejemplos y las principales diferencias entre ellos.
Este concepto permite comprender la manera en la que se calculan los intereses sobre la cantidad sin que ocurra una acumulación de estos. En términos simples, se trata del cálculo de aquello que se gana o se paga sobre un capital durante un periodo determinado. De esta manera, el interés no se capitaliza: no se calculan intereses adicionales en periodos posteriores. Entonces, ¿en qué casos se recomienda utilizar el interés simple?
Su aplicación es común, sobre todo, en préstamos personales a corto plazo, así como en tarjetas de crédito. Al no considerar periodos posteriores, este interés se presenta comprensible y sencillo de manejar por los usuarios, quienes buscan conocer con exactitud cuál el monto que deberán pagar, por ejemplo, cada mes.
Considerando esto, si una persona adquiere un préstamo que ofrece interés simple, sabrá de antemano cuánto dinero adicional tendrá que abonar a la entidad bancaria, es decir, un monto que no se modificará con el tiempo. De esta forma, se conoce cuánto se tendrá que pagar, en total, hasta el término del préstamo.
La fórmula para calcular el interés simple es directa y se expresa de la siguiente manera:
Interés simple = capital x tasa de interés x plazo/tiempo
Veamos en qué consiste cada uno de los elementos de esta fórmula:
Capital. Se trata de la cantidad de dinero sobre la que se aplica el interés.
Tasa de interés. Se trata de un porcentaje y representa la cantidad que deberá pagarse con respecto al capital.
Plazo/tiempo. Se trata del conjunto de periodos en los que se fracciona el producto financiero.
Es importante mencionar que, en muchas ocasiones, el interés se aplica anualmente, lo que implica que los periodos se calculan en meses. Así, un préstamo con duración de 1 año cuenta con 12 periodos, y así sucesivamente. Conocer esto es fundamental para calcular correctamente el interés simple.
Supongamos que una persona adquiere un préstamo por 1000 euros a una tasa de interés simple del 5 % anual durante 1 año (12 meses). Este porcentaje debe dividirse entre los periodos del año para realizar la operación: 5/12 = 0.416. El cálculo del interés sería:
Interés simple = € 1000 x 0.416 % x 12 = 50.04
Por lo tanto, al final del año, el usuario del préstamo habrá pagado € 50.04 en interés, además de su capital inicial de € 1,000.
Este concepto sí considera la acumulación de intereses en periodos sucesivos, de forma que, al sumarse, generan más intereses que se suman al capital inicial. Frente a los préstamos en los que se suele utilizar el interés simple, el interés compuesto es propicio para inversiones a largo plazo (invertir en bolsa), ya que generan muchas más ganancias. Esta explicación se puede simplificar aún más: se generan intereses sobre los intereses.
Aunque esto pueda presentarse como una ventaja para los inversores, puede ser un riesgo para personas que obtienen un préstamo, ya que los montos que deberán ser abonados en el final de cada periodo, por ejemplo, anual serán mayores. De ahí que el interés compuesto sea aplicado a préstamos de largo plazo, como las hipotecas o tarjetas de crédito.
La fórmula para calcular el interés compuesto es:
Monto final = capital × (1+tasa de interés) ^ periodos
Veamos en qué consiste cada uno de los elementos de esta fórmula:
Capital. Se trata de la cantidad de dinero sobre la que se aplica el interés.
Tasa de interés. Se trata de un porcentaje y representa la cantidad que deberá pagarse con respecto al capital.
Plazo/tiempo. Se trata del conjunto de periodos en los que se fracciona el producto financiero.
Monto final. Se trata de la cantidad pagada tras el periodo de tiempo. Para calcularlo, se multiplica el capital por el factor de interés compuesto.
Se invierte un capital de € 1000 euros al 5 % anual durante 1 año.
Monto final = € 1,000 × (1+0.05) ^ 1 = €1,000 × 1.05 = €1050
Al final del año, el inversor tendría un total de € 1050, lo que demuestra cómo el interés compuesto incrementa el valor de la inversión más significativamente que el interés simple.
La principal diferencia entre el interés simple y compuesto radica en cómo se acumulan los intereses sobre el capital inicial.
Calcula el interés solo sobre el capital inicial.
Adecuado para inversiones a corto plazo o préstamos de menor duración.
El monto de interés es fijo y se determina al inicio del período de inversión o préstamo.
Calcula el interés sobre el capital inicial más los intereses acumulados en períodos anteriores.
Ideal para inversiones y ahorros a largo plazo debido a su efecto exponencial.
El monto de interés aumenta con el tiempo, lo que puede generar retornos significativamente mayores en comparación con el interés simple.
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