En la criminalística, se aplican diferentes métodos para resolver casos asociados a investigaciones policiales y casos judiciales. Una de ellas es la entomología forense, pero también se encuentra la química forense, la cual ayuda a identificar compuestos en un conjunto variado de pruebas recopiladas en escenas de crímenes. Queda clara la importancia de la química forense en la criminalística. Pero para poderla comprender en profundidad, a continuación, se comenta qué es y cuáles son sus principales técnicas y aplicaciones.
La química forense es una rama de la química que está orientada a la recolección de pruebas en escenarios en los que se han cometido crímenes, lo que la posiciona como una herramienta invaluable en la investigación policial y penal. A través de la aplicación de técnicas avanzadas y especializadas, los químicos forenses analizan muestras para obtener información relevante; así, centran su atención en huellas de sangre, trozos de tela, pólvora, entre otros, todas ellas estudiadas rigurosamente en un laboratorio forense. En este sentido, el propósito principal de la química forense radica en presentar evidencia científica objetiva en el proceso judicial. De esta manera, va de la mano con otras ciencias forenses, como la medicina forense y la entomología forense, para esclarecer hechos y contribuir a la impartición de justicia y la resolución de casos.
La química forense se destaca como pilar en la criminalística por varios motivos:
El primer punto que explica la importancia de la química forense en la criminalística es la aportación de evidencias objetivas, las cuales pueden apoyar o refutar testimonios, así como otro tipo de pruebas adquiridas en la escena del crimen. En este sentido, la química forense brinda un punto de vista científico en casos judiciales.
Ahora bien, a partir de diferentes técnicas –como el luminol, la espectroscopia, la cromatografía y la microscopía–, los químicos forenses pueden identificar sustancias y compuestos de naturaleza orgánica e inorgánica. Esto es fundamental para determinar algunos detalles del crimen, como las huellas dactilares o restos de sangre.
Ahora bien, gracias a los análisis de los especialistas en química forense, se pueden determinar patrones que llevan a la secuencia en la que ocurrieron los hechos. Un claro ejemplo de esto es la presencia de pólvora –prueba de absorción atómica– o la presencia de ciertos tóxicos en el cuerpo del sospechoso o imputado.
Hay que mencionar que, asimismo, la importancia de la química forense en la criminalística se comprende a través de sus aportaciones a la investigación forense en general, en la que participan otras disciplinas. Esto hace que los resultados de las investigaciones sean más rigurosos y, por tanto, más fiables.
Por último, con la evolución de la tecnología, la química forense sigue avanzando para brindar técnicas más sofisticadas para el análisis de pruebas. Con estas innovaciones, la resolución de casos podría ser incluso más rápida y eficiente.
La importancia de la química forense en la criminalística también se explica a partir de sus técnicas y aplicaciones para la resolución de casos. Estas son:
Las pisadas, a menudo dejadas en la escena del crimen, ofrecen información valiosa sobre la identidad del perpetrador. Usando la química analítica, los expertos analizan los compuestos presentes en las huellas para discernir el tipo de calzado, su material y posiblemente su origen. El análisis puede revelar componentes únicos, como polímeros y aditivos específicos, que pueden asociarse con marcas concretas de calzado.
Identificar la causa de un incendio requiere un enfoque sistemático. La química forense juega un papel imprescindible en la detección de acelerantes, como gasolina o alcohol. Al analizar los residuos en el lugar del incendio, se pueden identificar patrones químicos que revelen si se utilizó un agente para iniciar o propagar el fuego.
La pintura puede ser una evidencia vital, especialmente en accidentes de tráfico o actos vandálicos. El análisis detallado de los rastros de pintura puede revelar la composición química, el tipo y hasta el lote de producción. Esto es especialmente útil para conectar un vehículo sospechoso con una escena del crimen.
Cada vez que se dispara un arma de fuego, deja residuos. Estos residuos, compuestos de pólvora quemada y no quemada, metales y otros compuestos, se pueden analizar para identificar el tipo de arma y la munición utilizada. Además, al examinar estas partículas en las ropas o en la piel de una persona, se puede determinar si estaba cerca cuando se disparó el arma.
El envenenamiento, ya sea accidental o deliberado, puede resultar en la muerte o graves lesiones. La química forense busca toxinas, metales pesados y otros venenos en el cuerpo. Al hacerlo, no solo se identifica la sustancia, sino también la cantidad, lo que puede ayudar a determinar si fue la causa de la muerte y cómo se administró.
Drogas, medicamentos y otros tóxicos pueden ser causantes de comportamientos anómalos, sobredosis o muertes. Analizar muestras biológicas, como sangre, orina, pelo, estómago, entre otros, proporciona información sobre qué sustancias están presentes, su concentración y cuánto tiempo ha pasado desde la ingestión.
A diferencia del análisis de tóxicos, que es reactivo, los test de drogas son a menudo proactivos, ya que buscan sustancias ilegales en individuos, ya sea por requerimientos laborales, deportivos o judiciales. Usando cromatografía y espectrometría de masas, estos test pueden detectar drogas con una precisión muy alta.
Las manchas de sangre no solo revelan el tipo (gracias a la tipificación sanguínea), sino que también pueden contener trazas de toxinas, drogas o medicamentos. Además, el patrón de salpicaduras puede revelar detalles sobre la naturaleza del crimen. Aquí se suele usar luminol.
Las huellas dactilares son únicas para cada individuo. Aunque el análisis de estas no es químico en su totalidad, la química juega un papel en la detección y visualización de huellas latentes. Los compuestos químicos, como el polvo de huellas dactilares, se utilizan para hacer visibles las huellas. Una vez reveladas, se comparan con bases de datos para identificar a personas.
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